jueves, 4 de agosto de 2011

Angkor


Después de cuatro días en Siem Reap ya estamos en Bangkok, hemos llegado a las 12:00, bastante cansados por el viaje en furgoneta, salimos ayer a las 02:00 y apenas hemos dormido por el camino, apretados como sardinas, en un vehículo que no está hecho para nuestra talla, pero a cambio, hemos ahorrado bastante dinero no cogiendo el avión. Nos alojamos en un guest house en la zona de Khao San, el barrio mochilero, lleno de pensiones baratas (de 5$ a 35$)
Han sido cuatro días intensos a la vez que cómodos, después de dos semanas cambiando cada noche de habitación, se agradece tener un sitio al que llegar y tirar la mochila.
Siem Reap, 150.000 h. A unos doce km de Angkor Wat es una tranquila y bonita ciudad que vive casi en exclusiva, de y para, los magníficos templos de Angkor. Arrasada por los Jemeres Rojos y reconstruida en los años ochenta y noventa, es ahora un lugar acogedor, con bonitos jardines junto al río y con una población muy joven (50% menor de quince años) que se esfuerza en satisfacer al turista.


Nos alojamos en un guest house (13$ con aire acondicionado) a diez minutos de Old Market, diversión asegurada en este pequeño distrito lleno de restaurantes, bares de copas, centros de masaje... Y un bonito mercado nocturno.
Angkor, la octava maravilla del mundo, con un total de 910 monumentos y una extensión de unos 200 km2, llegó a tener una población de medio millón de personas en su máximo esplendor en el S XII
La joya de la corona y epicentro del antiguo imperio es Angkor Wat, bandera y orgullo del pueblo Jemer, 1º en la lista de patrimonio de la humanidad, 2º en la clasificación de la Unesco, bien conservado, es el edificio religioso más grande jamás construido, con un lago perimetral de 3,6 km. de largo y una anchura de 200 m. que impone y empequeñece nada más verlo.
Obviamente, dadas las magnitudes de la extensión es inviable visitarlo a pie. Se puede alquilar un taxi, un tuc tuc, furgoneta... Una forma barata y divertida de visitar los templos principales es alquilar una bicicleta, cosa que hemos hecho los dos primeros días.  La geografía completamente llana, así como la frondosa vegetación, hacen muy agradable el paseo de un lugar a otro, aumentando la sensación de libertad al no depender de nadie.
De templo en templo, las torres, las esculturas, los bajorrelieves... unos mejor conservados, otros en ruinas, transmiten un pasado glorioso, con escenas cotidianas, militares o religiosas. 
Las reconstrucciones se hacen muy costosas, en parte por que cada piedra está esculpida y forma parte de un enorme y pesado rompecabezas y actualmente, los esfuerzos se centran básicamente en la conservación, identificación y mantenimiento.
La fascinación por este lugar es mítica, desde que Francia lo diera a conocer al gran público a mediados del S XIX, aunque marinos portugueses y españoles ya tuvieron contacto en el S XVI y nunca dejó de ser visitado por religiosos y peregrinos, el récord de visitas fue en el año 2007, antes de la crisis económica con dos millones de turistas.


En esta época, aquí es temporada baja, y aunque te cruzas con gente en los templos más importantes, es fascinante llegar por un sendero embarrado a los más pequeños, dejar la bicicleta y jugar a ser Indiana Jones mientras exploras todos los rincones.
Cada dos o tres km. es fácil encontrarse con puestos donde la gente local ofrece comida y souvenirs, imprescindibles para refugiarse de las tormentas y beber algo frío acompañado de gallinas, perros, niños y algún mono intentando robar comida. La zona que rodea los templos está ocupada por bosque selvático, lagos, arrozales y viviendas de madera, algunas muy bonitas.
En el siglo S XV debido a los ataques exteriores y las disputas internas, la capital se trasladó a Phon Penh, abandonándose todo por completo, a excepción de Angkor Wat, que nunca ha dejado de ser habitado por un grupo de monjes budistas y debe a ello su buen estado.
La selva se adueñó de todo, engullendo ciudades enteras y causando destrozos catastróficos en las construcciones, ofreciendo también imágenes espectaculares. El lugar casi se olvidó hasta que un naturalista francés lo puso nuevamente en el mapa internacional en 1860.


El tercer día dejamos las bicis, con el culo dolorido y subimos en un tuc tuc tirado por una moto, para visitar algunos de los más alejados. ¡Mucho más descansado!
En 1898 se funda la Escuela Francesa de Extremo Oriente con el propósito de estudiar el patrimonio artístico de Indochina bajo dominio francés. En 1908 se empieza la conservación de Angkor Wat, interrumpida por el brutal régimen de los Jemeres Rojos. En 1992 es declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad y en 1993 se funda el Comité de Coordinación Internacional para restaurar y preservar el patrimonio de Angkor. 
El ultimo día lo dedicamos a Siem Reap, a los jardines, al bonito museo de Angkor, un monasterio budista y a última hora metemos los pies en remojo y nos damos un masaje, Lola en la espalda y yo en los pies, mucho mejor de lo que esperábamos por los 2$ que nos ha costado.


Durante tres días, que le hemos dedicado a Angkor, nos ha dado tiempo de visitar sin recrearnos mucho, los diez o doce principales templos, se necesita una semana como mínimo para conocer el cinturón de unos 50km y un mes para conocerlo a fondo. Algunos de los últimos estudios sospechan que el área de Angkor pueda alcanzar los 3.000 km2.


Quisiéramos mencionar y destacar el trabajo de las muchas organizaciones e iniciativas de diversa índole, públicas y privadas, algunas apoyadas por el pequeño empresariado local, que luchan contra la pobreza, por la escolarización de niños y mujeres, limpiando campos de minas en otras zonas o ayudando a los mutilados... También a los equipos de arqueología y universidades de varios países que tratan de conservar y reconstruir este lugar.
Destacar lo cómoda que resulta Siem Reap para cualquier tipo de presupuesto, con una excelente oferta para todos los precios.

Y ahora, Bangkok!!!

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