sábado, 30 de julio de 2011

Phnom Penh

Después de dos días por el delta, llegamos a la frontera con Camboya desde Chau Doc, subiendo en barco lento por el Mekong. Rellenamos un pequeño formulario, pagamos 20 dólares por el visado y salimos en furgoneta hacia la capital, Phnom Penh.
La carretera que discurre paralela al río está en buen estado, un carril para cada sentido y casas a ambos lados con grandes fardos de tela que invaden la calzada, donde se seca el maíz.
El paisaje empieza a cambiar pronto, de entrada sorprende el poco tráfico (comparado con Vietnam) que circula por la carretera, mucho más ordenado, y con puestos de policía inexistentes en Vietnam.
Sorprenden también las viviendas, mucho más cuidadas arquitectónicamente, muchas humildes, la mayor parte, otras, grandes casas unifamiliares,  pero en su mayoría con plantas y jardines y un sentido estético en general mucho más trabajado.
Con el paso de los km. empezamos a ver espectaculares pagodas y estupas,  aquí, a diferencia de sus vecinos del este, si tienen libertad religiosa, y la población es en un 95% budista.
Después de unas tres horas llegamos a Phnom Penh, capital de Camboya, nos alojamos en un guest house (casa de huéspedes 9 dólares con baño y aire acondicionado).
Compramos el  billete allí mismo para salir mañana por la tarde hacia Siem Reap, y acordamos encontrarnos con un conductor de moto carro a las 07:00 para hacer un tour por la ciudad.


Exótica, colorista, dinámica o terrorífica... Todo depende del prisma por el que se mire, Phnom Penh, conocida en otra época como la Perla de Asia, con sus amplias avenidas ajardinadas  y edificios restaurados, aún conserva un toque colonial francés, que junto a la arquitectura Khmer, muy presente en la mayoría de las nuevas construcciones, llena la ciudad de matices exóticos. Mucho más colorista y alegre a simple vista que el resto de ciudades que llevamos visitadas, con un tráfico mucho más relajado y espaciosas zonas verdes, da la impresión de ser un golpe de aire fresco y es frecuente que la gente se quede más de lo proyectado en un principio.
Después de la agradable sorpresa adviertes que no todo es tan perfecto, la ciudad, como sus habitantes, se encuentran en plena transformación de posguerra y todavía queda mucho por hacer, sobre todo en los temas que afectan a la vida de las personas, las tasas de escolarización no son las deseadas, y el trabajo infantil es habitual, la cobertura social se limita a organizaciones no gubernamentales, y la mayor parte de los recursos están en manos extranjeras. 
Aproximadamente viven aquí 1.500.000 personas, y muchas de las principales firmas de Asia tienen delegación en la ciudad, debido a su estratégica ubicación en la confluencia de los ríos Mekong y Tonlé Sap, centro de paso obligado para el transporte fluvial de mercancías  hacia el mar de China. 
Empezamos el día por el palacio real y la pagoda de plata, conjunto espectacular por sus formas y colores. De visita obligada, un recinto magnificamente ajardinado, donde la arquitectura Khmer muestra todo su esplendor. 


Los desplazamientos en moto taxi forman parte del encanto y te permiten ver muchos aspectos de la ciudad de una manera muy cómoda.
Después de los espectaculares palacios visitamos dos lugares mucho menos agradables, el memorial al genocidio, antiguo campo de exterminio y el museo del genocidio, antiguo centro de detención y tortura.
Aquí nadie habla, nadie ríe, las caras normalmente alegres y sonrientes de los turistas tienen aquí el rostro duro y el ceño fruncido, la gente evita mirarse a los ojos, perdiendo la mirada hacia cualquier lugar mientras se pasea por estos campos de la muerte.
Aquí se produjo el genocidio más grande en términos porcentuales de la historia.
La dictadura de los Jemeres Rojos (1975-1979) provocó la muerte de unos dos millones de personas, una cuarta parte de la población total de Camboya. Encabezados por Pol Pot instauraron un régimen rural, prohibiendo la vida en las ciudades, la educación,  la moneda, disolvieron los matrimonios así como la estructura familiar, "reubicaron" a millones de personas en campos de trabajos forzados en zonas rurales, rompieron relaciones exteriores con el mundo y se dedicaron ha asesinar a niños, niñas, ancianos, mujeres y hombres por el simple hecho de saber leer o llevar gafas. No hay Camboyano que no tenga algún familiar muerto o desaparecido, pero nadie quiere hablar, una amnesia colectiva parece haberse apoderado de la población y solo nombrar el nombre de Pol Pot es un gesto mal visto, se hace evidente la falta de interés en este tema, si se comparan las pobres instalaciones que se dedican a conmemorar aquellos horrores, con otras dedicadas a  simples nimiedades, todo el mundo quiere olvidar.


En la entrada del museo se puede leer el siguiente texto:

"En este siglo XX Camboya vio como la banda de criminales de Pol Pot cometió el genocidio más odioso de la actualidad, la matanza de la población con una atrocidad incalculable, mucho más cruel que el genocidio cometido por el fascismo de Hitler, más terrible que cualquier otra experiencia que el mundo haya conocido antes. Con estupor delante de nosotros, imaginamos la voz dolorosa de las víctimas maltratadas por los hombres de Pol Pot con palos de bambú o azadones y apuñaladas con armas blancas. Nos parece estar mirando las escenas de horror y pánico. Los rostros heridos de personas fatigadas por el hambre o por los trabajos forzados o torturadas sin misericordia en sus famélicos cuerpos. Murieron sin dar las últimas palabras a sus parientes y amigos. Como si fueran animales dañinos, las víctimas eran golpeadas con palos en sus cabezas o con azadones y apuñalados antes de su último aliento. ¡Cuán amargo final viendo a sus niños queridos, esposas, maridos, hermanos o hermanas atados fuertemente antes de la masacre! Aquel momento en que esperaban por turnos la misma suerte trágica de los demás. El método de matanza que la banda de criminales de Pol Pot hizo con camboyanos inocentes no puede describirse total y claramente con palabras, porque la invención de tales métodos es extrañamente cruel, por lo que es difícil determinar quiénes fueron ellos, pues tenían forma humana, pero sus corazones eran los corazones del demonio, tenían rostros camboyanos, pero sus actividades eran completamente reaccionarias. Quisieron transformar a la gente de Camboya en un grupo de gentes sin razón, ignorantes y que no entendieran nada, que siempre doblaran la cabeza para llevar a cabo las órdenes de la Organización de manera ciega, de la manera en que ellos les habían educado y transformaron a los humildes y nobles jóvenes y adolescentes en ejecutores de una justicia odiosa que los llevó a matar a inocentes, e incluso a sus propios padres, parientes y amigos. Quemaron las plazas de mercado, abolieron el sistema monetario, eliminaron los libros, reglas y principios de la cultura nacional, destruyeron escuelas, hospitales, pagodas y monumentos como fue Angkor Wat, orgullo nacional y memoria del conocimiento, genio e inteligencia de nuestra nación. Intentaron destruir el carácter camboyano y transformar la tierra y las aguas de Camboya en lugares de sangre y lágrimas eliminando toda nuestra cultura, civilización y carácter nacional. Querían destruir toda la sociedad de Camboya y hacer retroceder al país entero hacia la Edad de Piedra."

Algo impactante de esta barbarie, es que  fué un autogenocidio, no se persiguió ninguna raza o religión, fueron los líderes comunistas los que masacraron a su pueblo, unos líderes en su mayoría hijos de la alta sociedad camboyana educados en Europa.
Con la  invasión vietnamita de 1979 el régimen huyó a la selva, dedicándose durante años al terrorismo. Acabada la guerra civil, la ONU empezó a presionar en 1993 al nuevo gobierno para celebrar un juicio contra los responsables de los Jemeres Rojos. Pol Pot murió arrestado por sus propios hombre en 1998. En 2006 se constituye, el tribunal internacional que ha de juzgar a los principales responsables.
Por otro lado, la realidad nos muestra que los principales altos mandos han muerto o son muy ancianos y que la mayor parte de los Jemeres Rojos se han integrado en el ejercito, en la policía o en el actual gobierno, y que con una población cercana al 70% menor de 26 años, las miradas están centradas en el futuro, incierto, pero en paz.
El lastre de varias generaciones sin formación es uno de los grandes retos actuales de Camboya, sin olvidarnos de la la prostitución, el sida, las grandes desigualdades sociales o los campos minados.
Por otro lado hay una ciudad bulliciosa, cosmopolita,  llena de bonitos negocios, hechos con mucho gusto y dispuesta a no mirar atrás.


Pasamos la tarde por el museo de arte nacional y ya de noche salimos en autocar hacia Siem Reap.

jueves, 28 de julio de 2011

Adiós Vietnam, Hola Camboya

Dejamos atrás este maravilloso país después de dos magníficas semanas, y aunque no lo hemos recorrido todo, y es muy poco tiempo para conocer nada en profundidad creo que nos llevamos una buena idea de Vietnam.
Si tuviera que regresar de turista a Vietnam lo haría al norte, si fuera para vivir desde luego elegiría el sur.
Todavía existe una gran desigualdad entre norte y sur, a diferencia de la mayoría de lugares aquí es la zona sur la que está mucho más desarrollada. Sin salir del caos en el que se vive en esta zona del globo las ciudades están mejor diseñadas, hay mucha más infraestructura, la industria mucho más modernizada y las condiciones de vida en general son mejores. Paradójicamente es todo bastante más barato, la cena de hoy con dos bebidas, no ha llegado a tres euros.
El delta del Mekong es similar al de otros grandes ríos, mucho transporte, mucho comercio y chabolismo en sus márgenes. Al no necesitar visado hay mucho tráfico de personas de Camboya, Laos y Thailandia. 
Pasamos noche en Chau Doc, en la frontera con Camboya, donde hemos visitado una preciosa pagoda budista y mañana a la 07:00 salimos hacia Phon Phen capital de Camboya.

Un poco de historia

wikipedia
La historia de Vietnam, se remonta unos 2.700 años.
En el año 208 a.C. en el delta del río Rojo se establece un reino llamado Nam Việt. Salvo contadas excepciones, que mandaron caciques locales, fue el imperio Chino quien gobernó hasta el siglo X d.C.Sobre el año  1000 d.C. aproximadamente, Ngo Kuyen un rey local consigue derrotar a las tropas Chinas.
Hasta aproximadamente la mitad del siglo XIX hubo un sistema feudal, donde las continuas luchas por el poder entre las diferentes dinastías dio lugar a incontables guerras civiles, iniciándose también una gran expansión hacia el sur y hacia el oeste, ocupando zonas de las actuales Camboya y Laos y repeliendo ataques de otras potencias como los Mongoles, así como las constantes interferencias del imperio Chino.
Después de una sangrienta guerra civil que duró más de cien años y que había dividido la región en dos, norte y sur, fue el imperio francés quien fundó la colonia de Indochina (Vietnam del Norte, Vietnam del Sur, Laos y Camboya)
Bajo el imperio Francés se impuso una nueva religión, un nuevo alfabeto, nuevos cultivos como el té o el tabaco y unas condiciones económicas y sociales muy duras.
Por otro lado también introdujeron una nueva forma de edificación, mayor educación y una moderna red de comunicaciones. Esto propició que a principios de siglo XX, los diferentes pueblos, hasta el momento rivales ancestrales, se conocieran mejor, y comprendieran que no había tanta diferencia entre ellos y, unido a una nueva generación de intelectuales, pronto empezó a surgir un profundo sentimiento nacionalista y anticolonialista reclamando mejoras sociales.
El imperio Francés consiguió gobernar hasta la invasión japonesa de 1945. Para entonces había ya una fuerte oposición local encabezada por Ho Chi Min que derrotó primero a Japoneses y más tarde a Franceses (1945-1954)
La antigua colonia de Indochina quedaba dividida en cuatro paises, Vietnam del Norte, Vietnam del Sur, Camboya y Laos.
Quedó nuevamente el país dividido en dos estados, uno comunista en el norte,  dirigido por Ho Chi Min con capital en Hanoi y el sur, gobernado por el emperador  Bao Day, con capital en Saigón de tintes pro occidentales.
El golpista Diem, apoyado por Francia y EEUU, se hace con el poder en el sur aplicando un duro régimen dictatorial, que pronto empezará a encontrar oposición con la creación del Vietcong en  1960 apoyado por  los comunistas del  norte, así como de China y la URSS.
El miedo a otro país comunista en el mapa internacional, así como los intereses de sus empresas (caucho, opio, estaño…) hace,  que después de llevar años apoyando económica y armamentísticamente al régimen del sur, EEUU entre directamente en guerra en el año 1964.
La mayoría de los combatientes del Vietcong, no eran comunistas, simplemente veían a los Norteamericanos como a otro invasor más, y se dedicaron a hacer lo que habían hecho anteriormente contra Japoneses y Franceses, una guerra de guerrilla con cientos de kilómetros de túneles, atacando por sorpresa y escondiéndose en la selva.
Los EEUU nunca comprendieron el tipo de guerra en el que se habían metido, ni a que enemigo se enfrentaban, lo que en un principio iba a ser una contienda rápida, se enquistó en un conflicto que se extendió a Laos y a Camboya, con unas tropas desmoralizadas (50% de los soldados eran adictos al opio) y unos mandos incapaces hacer frente a un ejército ágil y paciente.  A todo esto, en EEUU surgió un fuerte movimiento pacifista apoyado en parte por la prensa internacional, conocedora a estas alturas de las atrocidades cometidas por su ejército, que terminó con la salida de EEUU en 1973.
La guerra se prolongó hasta 1975, cuando el ejército del norte conquistó Saigón, proclamando un año más tarde la República Socialista de Vietnam.
La derrota del sur no trajo la paz a Vietnam, años después la nación invadía Camboya y los hombres de las balsas (refugiados) siguieron aumentando sin que ningún país quisiera hacerse cargo de ellos. Aunque la invasión de su vecino trajo la liberación de los camboyanos de su régimen maoísta, uno de los más sanguinarios del planeta si no el que más.
El antiguo Vietnam del Norte había perdido el 70% de su infraestructura, transportes, escuelas, más de diez millones  de refugiados....El medio ambiente quedó muy dañado, con grandes extensiones de tierra exfoliada por las armas químicas que no han vuelto a recuperarse. Peor fueron esos efectos para las personas, miles de abortos, esterilidad, malformaciones...
Tomado el control absoluto, los comunistas, prohibieron todos los partidos políticos, arrestaron a miles de personas y colectivizaron el campo y las empresas.
En 1986 el Partido Comunista de Vietnam implementó reformas de libre mercado. Con la autoridad del estado permaneciendo inamovible, se motivó la propiedad privada en el campo y las empresas, y la inversión extranjera. La Economía de Vietnam alcanzó entonces un rápido crecimiento en la producción industrial y agraria, la construcción, las exportaciones y la inversión extranjera. En la actualidad es considerada la economía de más rápido crecimiento del mundo.
La presión política también ha menguado y la mayoría de los vietnamitas se consideran personas libres.
La pobreza se ha reducido bastante y se encuentra en menos de un 15%, la población en situación de pobreza extrema se sitúa en un escaso 2% y es mucho menor que la de otros países de la zona.
En cuanto a los niños y jóvenes, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, afirma que «en las pasadas tres décadas las oportunidades de los niños vietnamitas de sobrevivir y convertirse en adultos saludables ha mejorado significativamente, gracias al enorme progreso de la vacunación contra enfermedades prevenibles y a una mejor nutrición».
El número de niñas y niños que van a la escuela se ha duplicado desde 1977, lo que ha dado por resultado que la tasa de alfabetización de las mujeres haya aumentado del 72 por ciento en que se encontraba en 1972 hasta el actual 90 por ciento.
Actualmente el 50% de la población tiene menos de 26años.

miércoles, 27 de julio de 2011

Ho Chi Min y el Delta del Mekong


Dos días de bote en bote y de un lado a otro del delta del Mekong. Mercados flotantes, fruta, arrozales. Por la carretera bastante industria. Mucho menos caótico que el norte, mejores casas, más calidad de vida pero menos bonito. Eso sí, más barato. La botella de agua de un litro: 6.000 dongs, casi una cuarta parte que en el norte. Los mercados como todos los mercados, carne cruda, bichos vivos (pescado, marisco, aves), fruta tropical, ropa, cachivaches... Llueve un poco todas las tardes. De alguna manera nos recuerda al Amazonas, auque no hay mosquitos y no hace tanto calor.


Ahora estamos en Cân Tho, esperando el trasporte que nos lleve a Chau Doc, en la frontera con Camboya. Esta noche la pasaremos allí y mañana nos vamos a Phon Phen, capital de Camboya. Nos quedan muy pocos dongs y ya hemos cambiado a dólares.


Como el caos de las ciudades ya no nos sorprende intentaremos estar lo justo en Phon Phen y salir rápido hacia Siem Riep, al lado de los templos de Angkor.

domingo, 24 de julio de 2011

Hacia el sur

Hace unas tres horas que hemos llegado a Saigon, y estamos descansando en un hotel del centro. Hemos decidido pasar la tarde descansando y eligiendo el siguiente destino. Los tours por el Mekong son algo caros y es probable que ganemos algún día subiendo en barco hasta Chau Doc, en la frontera con Camboya.



Sábado 23 de Julio: Mercado tribal de Can Cau

¡¡¡Y al noveno día, conocimos el Monzón!!! Con toda la gente que hemos hablado coincidimos en la suerte que estamos teniendo, salvo tormentas de un par de horas hasta el momento no hemos tenido ningún problema con la lluvia.

Después de toda la noche lloviendo esta mañana ha amanecido diluviando; aun así, cogemos el chubasquero y salimos en coche en compañía de Kong hacia el mercado. En  la carretera ya intuimos que no será fácil llegar. Los desprendimientos de tierras en la calzada son frecuentes, y han aparecido torrentes de agua por todo los lados.  La cosa empeora cuando el camino pasa del asfalto a la tierra. Muchos camiones y furgonetas varados todo el mundo para a un lado del camino, pero nadie se estresa. A quien no parece afectar mucho es a la población local, la mayoría se desplaza en moto, un chubasquero, sus chanclas de goma y a seguir viviendo.

Viendo que está todo cada vez más embarrado y que al coche cada vez le cuesta más, decidimos dar media vuelta y volver a la carretera.


Después de almorzar la lluvia se ha transformado en una fina cortina que va desapareciendo rápidamente mientras damos un paseo por los alrrededores de Can Cau. El descenso de altitud cambia el color y  la forma de las terrazas, aquí, en el valle consiguen una cosecha anual más y ahora es justo la época de replantar, con lo que predomina el color marrón de la tierra. Las viviendas son también mucho más grandes y confortables que en el monte y la mejoría de  la calidad de vida es evidente.


Cogemos un bote que nos lleva río abajo y pasamos el resto de la tarde paseando por Lao Cai, nos acercamos hasta la frontera con China donde nos sorprenden los altos y modernos edificios al otro lado del río.
A las 20:00 salimos en tren de regreso a Hanoi donde empalmaremos con el vuelo hacia Saigon.

sábado, 23 de julio de 2011

Montañas del norte


Cansados muuuuy cansados, pero encantados...

En todos los viajes hay factores que no dependen de ti: mal tiempo, robos, horarios... Uno de los más importantes son los guías que contratas y los compañeros que te tocan, éstos hacen que el recuerdo que te lleves de un lugar pueda ser bonito, o puede que sea imborrable... Muchas gracias a nuestro guía Kong (Nguyen Thanh Cuong) de Vega Travel, al equipo A, y a Eduardo y María.

Otra cosa que suele ocurrir es que la falta de monotonía y que los constantes cambios de escenario deformen la  realidad del tiempo y tengas la percepción de llevar mucho más tiempo en el lugar y conocer mucho más a las personas.

Ahora estamos descansado y escribo desde el balcón de la habitación del hotel, en la localidad fronteriza de Sapa a unos 1600 metros de altitud, son las siete menos cuarto de la tarde y está empezando a oscurecer.

Llegamos ayer puntuales a la estación de Lao Cai a las 5:30 desde donde  una furgoneta nos trasladó al hotel de Sapa, allí nos esperaba Kong el cual nos explicó el plan y resolvió nuestras dudas.

Después de desayunar y preparar una mochila con lo básico empezamos el treking de las cuatro villas, haciendo noche en el camino.

Justo salir del hotel se nos une un grupo de chicas y mujeres de la etnia H'mong que según nos explica Kong nos "acompañaran" hasta su aldea.


Hay buen ambiente en el grupo y pronto empezamos a atravesar cultivos de arroz. La espectacularidad de las terrazas con sus cambios de tonalidad y sus formas geométricas hacen que todos nos maravillemos. El camino está bastante embarrado y los resbalones son constantes (más de alguno hemos acabado en el suelo) cosa que provoca la risa de los demás. Hace bastante calor, pero la extraordinaria vista lo compensa con creces, enormes mariposas de varios colores, libélulas azules y rojas y un sin fin de tonos verdes brillantes, contrasta con las zonas más altas, donde los abetos  marcan la linea del clima de alta montaña, aún un poco más arriba una perenne nube blanca rara vez deja ver los picos, algunos de más de tres mil metros.


Seguimos avanzando y ya hace rato que hemos acabado el agua cuando hacemos el primer descanso, justo en el cauce del río donde nos detenemos hay una casa de madera donde vive una familia que aumenta sus ingresos vendiendo bebida fría a los turistas.

Las mujeres que nos siguen vestidas (disfrazadas) con sus trajes tradicionales aprovechan también para beber, algunas llevan el bebé a la espalda  más la mercancía que luego nos intentarán vender. Al parecer empezó como una forma de complementar sus ingresos pero actualmente no hay turista que no lleve alguna sonriente mujer detrás suyo.


Nos ponemos en marcha (cargados de agua) y hace ya mucho calor, el camino es normalmente descendente y hay tramos donde tienes que ir mirando continuamente el suelo, nos alucina la habilidad de las mujeres que con sus chanclas de goma no tienen ningún problema.

Ríos, cascadas, innumerables canalizaciones de agua, construidas con bambú, maizales, puentes colgantes...
Pero sobre todo las terrazas...


Paramos para comer en otra casa encima de una montaña y Kong nos habla de la vida de la gente del campo, familias muy humildes, muchas analfabetas, con una tasa de natalidad muy elevada, y una economía de subsistencia donde son fundamentales los huertos y los animales propios. 


A medida que avanzan las horas nuestro ritmo también va decayendo en intensidad y después de casi ocho horas, empapados en sudor, llegamos a nuestro destino.

Todos nos ponemos el bañador y nos lanzamos al río, mientras recordamos el día.

Después de casi una hora en el agua, nos sentamos a beber una cerveza y ha empezado el cachondeo que ha seguido en la cena y culminado con una botella de licor de arroz y Kong haciendo magia. Nos estamos riendo mucho  pero después de dormir mal en el tren y el treking, negociamos una hora más de sueño y antes de las once caemos todos. El dormitorio es común y está en un altillo de la casa con colchones en el suelo y mosquiteras .


Por la mañana, después de desayunar salimos nuevamente por los arrozales, atravesamos aldeas llenas de niños, bueyes, patos, gallinas...y sobre la una, llegamos a nuestro destino final, donde comemos y una furgoneta nos sube de nuevo a Sapa.



Una buena ducha y nos separamos del resto: ellos regresan a Hanoi y nosotros pasamos noche aquí para ver los pueblos del norte y el mercado semanal.

Lola tiene agujetas.

miércoles, 20 de julio de 2011

Bahía de Halong



En este momento viajamos en tren cama desde Hanoi en dirección  a Lao Cai, nuestro siguiente destino, justo en la frontera con China. Compartimos cabina con Eduardo y María, una pareja extremeña a la que hemos conocido esta  mañana en el barco que nos traía de regreso a la costa desde la isla de Cat Ba.

Salimos el lunes a las 6 de la mañana en furgoneta desde Hanoi en compañía  de Mario, Chus, Alberto y Yolanda de Santander, Jeny y Sergio de Madrid, una pareja francesa, y Quan, Ben y Belinda de Australia con nuestro guía Yan.

Después de consultar varia agencias nos fiamos de las criticas de Tripadvisor y lo contratamos con Vega Travel, gente seria y honesta, difícil de encontrar entre los tour operadores de Hanoi.

Durante el camino entre Hanoi y Halong se palpaba en el ambiente que nos lo íbamos a pasar muy bien.

Nada más llegar al barco nos han entregado la llave de los camarotes, limpios y espaciosos, ducha rápida y al comedor, donde la cerveza fría ha empezado a alegrar al personal y hemos pasado un rato muy divertido.


A todo esto, el barco avanza entre cientos de islotes atravesando la bruma y la vista es fascinante, miles de formas se dibujan en el horizonte, islotes totalmente inaccesibles con paredes verticales de piedra caliza colonizados por una corona verde de arbustos.


Después de unas dos horas de navegación fondeamos en una pequeña bahía para coger los kayacs y recorrer a nuestro aire parte de este maravilloso lugar, islas, túneles y lagunas interiores rodeadas de selva con el sonido de algunos monos, imposibles de localizar con la vista.


De regreso al barco, más cerveza y todos a saltar al agua desde la cubierta superior, hasta que una tormenta con mucha carga eléctrica ha puesto fin a la fiesta.


Ducha, cena, mucha conversación en castellano e inglés, unos cuantos chistes y a dormir.

De buena mañana hemos atracado en un islote para subir a ver las vistas desde un mirador (magníficas), baño en el mar y desayuno.
A los tres australianos y a nosotros nos recoge un bote más pequeño, nos despedimos de nuestros amigos y salimos hacia la isla de Cat Ba.


Ésta es la única isla habitada de Halong y desembarcamos en un minúsculo amarre para coger unas bicicletas y llegar a una pequeña población de pescadores,  descansar un ratito y hacer un pequeño treking por un sendero con cientos de mariposas y arañas de una gran diversidad de colores, formas y tamaños e insectos-palo, y una vegetación digna del mejor jardín botánico. El canto de miles de chicharras es constante. También el de algunos pájaros pero no se dejan ver. El recorrido en bicicleta delicioso.


De vuelta cogemos otra vez el kayac y aprovechando que la marea está baja nos quedamos descansando en una diminuta playa que desaparecerá en pocas horas.

Nuestro excelente guía y compañero de viaje Yan (Nguyen Dinl, Dang)

Llegamos al puerto de Cat Ba en un minúsculo bote, sorprendidos por una tormenta, empapados, nos recoge una furgoneta y al hotel.

Cenamos cinco pizzas (una por cabeza) y damos un paseo por la fachada marítima donde cientos de vietnamitas disfrutan de sus vacaciones. Luces de colores, música y ambiente festivo en este lado de la isla, algo así como el Benidorm vietnamita.

Después de desayunar vuelta al bote y atravesando cientos de criaderos de marisco, llegamos nuevamente al barco principal que nos devuelve otra vez al continente.



Nada más llegar a Hanoi compramos el vuelo hacia Saigón para dentro de cuatro días, recogemos el equipaje que habíamos dejado en la agencia y hacia la estación de tren...





Many thanks to Melinda, Ben and Quan have been excellent travel companions that we received and have struggled to talk to us all, in spite of our difficulties with English, looking for words, simple expressions and many gestures and smiles. We learned a lot and above all, we have fun together. Very, very lovely people. Thank you. See you on facebook and, Melinda: talked to Skipe! ;)
A los de Santander y Calahorra: nos vemos en la nieve.
Gracias a todos por las risas, por el buen rollo y por everything.

domingo, 17 de julio de 2011

Una sauna llamada "Pagoda del Perfume"






No sintáis envidia al ver las fotos: ha sido una tortura de sol, calor y sudor a chorros.
Cansadísimos. 22:30. Nos acostamos que mañana nos vamos hacia Halong y tenemos que madrugar mucho.

Más Hanoi

Después de las Coca-Colas y los cafés de ayer era imposible dormir, así que noche en vela leyendo y trasteando por internet. Nos hemos levantado tarde y después de desayunar y consultar críticas de los diferentes tour operadores hemos contratado tres días en la bahía de Halong y cuatro en las montañas del norte.

Una de las visitas obligadas en Hanoi es el Museo de Etnología, a mí particularmente me ha parecido más interesante la aventura de subirse en una moto de paquete y lanzarse a la locura que es circular por las calles entre el desenfrenado tráfico, donde la única norma de circulación es no caerse.


El museo es un edificio moderno, donde están bastante bien representadas las costumbres y tradiciones de algunas de las de las cincuenta y cuatro etnias vietnamitas. Completa la visita una exposición donde se realza la labor de las clases más bajas (sobre todo mujeres) que se encargan de la limpieza y reciclaje de la basura, así como un alegato contra el sida y en favor de los condones. En los jardines hay varias construcciones tradicionales de viviendas sobre pilares.

A la salida nos esperaban nuestros dos "amigos" con sus motos, y otra vez coches, humo, motos... de vuelta en el centro un plato de fideos con pescado y ducha en el hotel.

Hemos pasado la tarde paseando por el lago Ho Han Kiem y cena de verduras.

Después de tres días aclimatándonos al calor y al ritmo vietnamita tenemos ganas ya de salir de la ciudad, mañana visitaremos la Pagoda del Perfume y pasado salimos hacia la Bahia de Halong.

sábado, 16 de julio de 2011

Hanoi, el gran bazar

Hanoi, 6:00. Después de dormir nueve horas nos despertamos nuevos. La "tenia" de Javi tiene hambre. Desde la cristalera del restaurante en la última planta vemos como una florista en bicicleta vende sus primeros ramilletes de rosa en la acera. El gran bazar está en marcha.

Cuando salimos a la calle nos reencontramos con el mismo caos ordenado de anoche: motos, bicicletas, motos, coches, motos, motocicletas, motocarros, hombres, mujeres, niños, ancianas, familias enteras sobre una moto... en cualquier dirección y sentido. La sucesión de restaurantes que había al lado de un gran mercado ha desaparecido y esta mañana es un parquing de motos!. Todo el mundo conduce, todo el mundo lleva casco y chanclas. Una niña pequeña que va entre las que parecen su madre y su hermana mayor, pierde una clancleta en un cruce de cinco calles sin semáforos. La moto se para enmedio del cruce y la hermana (¿unos nueve años?) se baja de la moto y retrocede. La multitud de vehículos de dos y cuatro ruedas le pasan por todos lados hasta que la recupera y regresa con su madre. Nadie se inmuta. El claxon se usa constantemente para avisar a la gente o vehículos que están de espaldas si los van a adelantar o van a pasar rozando o si tu carga no te permite frenar sin mucha antelación, para que no se te ocurra cambiar de dirección o detenerse o todo lo contrario. El movimiento está calculado. Y hay que colaborar.


La gente vive (vende, cocina, compra, reposa, se corta el pelo, come en familia, frega los platos) y aparca en las aceras, asi que los desplazamientos motorizados y peatonales se hacen por la calzada. En la calle que va de nuestro hotel al lago Hoàn-Kiém -centro del centro de la ciudad donde se pesca, se toma "la fresca" o se hace ejercicio al anochecer- se vende sobretodo ropa en una sucesión infinita de pequeñas tiendas. Las hay de vestidos o pijamas, de corbatas o de trajes a medida, de camisetas o de niño pequeño, todas las marcas, todas las imitaciones, para todos los gustos y de todos los colores, desde lo más clásico a lo más hortera. Por delante de una pequeña tienda de zapatos pasa un vendedor ambulante de carne, una dependienta lo para, examina la carne y elige el trozo que quiere. El vendedor corta el trozo allí mismo, sobre la cesta de mimbre acuclillado en la acera y se la da en una bolsa de plástico. La mujer saca un fajo de billetes enorme y le paga, el vendedor ambulante saca otro fajo y le devuelve el cambio. Lo que yo agradezco que a las cosas le pongan un precio y no les guste jugar al juego del regateo, porque personalmente es un juego que no me gusta nada, nada. La mayoría saben tanto inglés como yo al menos, y si no lo saben, primero sacan su fajo de billetes y te enseñan lo que tienes que darles por tres postales o por un kilo de fruta. Así de fácil y con una sonrisa. Si te interesa bien, sino te interesa, también. Nadie te insiste, ni siquiera los ciclomotortaxistas!.


Parece que las calles están especializadas por artículos: la de los muebles, las de las gafas de sol, cinturones y bolsas, el chaflán de las frutas o de las flores, el de la carne cruda o viva (gallinas y palomas en jaulas, peces en cubos), el de los peluqueros y barberos al aire libre, las calles de touroperadores e incluso la de placas y urnas funerarias. Las aceras no son para andar, son para tomarlas. En ellas se aparcan las motos o se saca la tienda para su exposición. También se cocina y, a mediodía, la familia entera de propietarios, empleados y familiares aparece como por arte de magia y desde la abuela hasta los nietos se sientan en unos taburetes de plástico pequeños y van comiendo sopas, fideos, verduras o pollo hervido. También hay cocinas ambulantes que ocupan un trozo de acera, extienden sus propios taburetes y van dando de comer a dos palmos del suelo a todo el que lo pide y paga. Otros venden zumo de caña de azucar o una especie de garbanzo germinado al peso.

Cruzar cualquier calle es una locura. Desde el punto de vista occidental no cruzarías nunca porque el tráfico es un continuo sin pausa, nadie para aunque haya un paso de peatones (ni siquiera donde hay semáforo) ni se respeta estrictamente el sentido de la calle, así que hay vehículos en cualquier dirección: se va por donde hay sitio. El truco parece consistir en buscar el mejor hueco entre una éstampida de vehículos y otra, echar a andar dejándo que te vean bien y no cambiar por nada del mundo ni el ritmo ni la dirección salvo que te piten. Como en el cuento de M. Ende, ser una Momo más guiada por la tortuga. Unos te pasan por la derecha, los otros por la izquierda, algunos por delante y otros por detrás, con aquel que te pita ralentizas un poco la marcha y ¡zas!, increible, pero ya estás al otro lado de la calzada.


Callejear, eso es lo que hemos hecho hoy, callejear mucho. Hemos ido a comprar las entradas de las Marionetas del agua, calle abajo hasta el lago. Como teníamos seis horas por delante nos hemos ido andando hasta otro lago, éste mucho más grande, el Hò Tây. Hemos visitado la pequeña pagoda Chùa Trấn Quốc. De camino al mausoleo y museo a Ho Chi Min hemos reposado nuestros sudores en un café a la sombra con wifi libre (el facebook lo tendrán censurado pero casi todos los garitos te ofrecen wifi además de unas toallitas sacadas de la nevera para que te refresques). Javi ha disfrutado del iPad y de la prensa española. El museo parece que hoy estaba cerrado, ya ves que pena más grande, así hemos visitado la pagoda Chùa Mật.

Como nos quedaban más de tres horas hemos regresado al hotel tras parar en varias ocasiones para comprobar en el plano quién tenía razón y al final tras dar un pequeño rodeo por mi culpa hemos pasado por delante de la puerta sin percatarnos (agotados y algo desorientados). Ducha, lectura y otra vez calle abajo por el caos de tiendas de ropa (que huele mejor que la de pollo aunque tenga más tráfico). Por el camino hemos parado en un restaurante con aire acondicionado que servía unas hamburguesas mediocres pero un café bombón riquísmo y Javi, otra vez a buscar información y recuperar aplicaciones que se perdieron en el formateo de la mañana en la que partimos. De paso, ha vuelto a echar otra ojeada a la prensa mientras yo le echaba ojeadas a la calle.


El espectáculo de marionetas ha merecido la pena. Nos ha tocado en primera fila, la música en vivo ha sido genial. Un instrumento en particular me ha fascinado: el Dan Bau.  Me hubiera encantado verlo rodeada de vietnamitas que entendieran lo que decían los actores ocultos o las cantantes y se rieran a carcajadas de los papeles cómicos en lugar de guiris (algún grupo de españoles incluido) que como yo no entendían ni papa y no les quedaba más opción que flipar con el espectáculo e ir aplaudiendo en los breves entreactos oscuros y silenciosos.

Pero lo que de verdad ha merecido la pena es volver a subir la calle (tráfico, ropa, ruido) a las seis de la tarde y salir a las ocho y media y ver cómo se había trasformado en un bazar aún mayor. Parecía que no cabía más gente ni más tenderetes, pues sí, cabía aún más gente y más vendedores! En el centro de una con tanto tráfico han aparecido un montón de tenderetes y la calle se ha hecho completamente peatonal. Una marea de vietnamitas subiendo y bajando, mirando y comprando, paseando con amigos o amigas, con los novios o novias, en pareja o con los hijos pequeños, con la abuela... ¡Una marea en viernes por la tarde noche!! Y los guiris, nosotros incluidos, flipando en la corriente.


Por cierto el parking de motos volvía a ser una sucesión de restaurantes y tras el fracaso de la hamburguesa hemos vuelto a los fideos con verduras y lo que parecen trozos de molleja de paloma o gallina pequeña. Riquísimo.

jueves, 14 de julio de 2011

Recién llegados a Hanoi

Hanoi, 17:15

Llueve y hace calor. La gente muy amable y sonriente. De momento sin problemas con el inglés, nos tienen que repetir las cosas un par de veces pero lo básico lo pillamos.

El hotel, barato pero limpio con aire acondicionado y wifi. Con Facebook imposible, censurado. 

Nos vamos a ir a callejear por la zona turística y descansar del vuelo y mañana intentaremos contratar el bus que nos lleve al siguiente destino.



Comprando un kilo de lichis a un vendedor ambulante por 20.000 dongs vietnamitas (0,70 €)

Primera comida (fideos con verduras) y primera cerveza en un restaurante al lado del mercado (120.000 dongs/4,18€ ambos) Buenísimo

Mañana queremos ir a ver las Marionetas del agua, a ver si lo encontramos y conseguimos entrada